El paisaje actual de la edición justifica inocultables motivos de inquietud: la escandalosa sobreproducción de novedades, alimentada por los megagrupos, inquieta ya a los propios editores, colapsa la distribución, congestiona las librerías y desorienta al lector. En este contexto, ¿cuál es el espacio que pueden ocupar las editoriales independientes, con vocación cultural, tanto en España como en América Latina?